miércoles, 2 de diciembre de 2009

Liberacion y calma


Algo se está gestando. Es momento de cambios. Se respira en el ambiente éstos mismos. Tengo la sensación de que una gran puerta se ha abierto, no sólo para mí, para todo aquél que esté atento. Tengo la sensación, de que es momento de limpieza, de reflexión, de cerrar puertas, de abrir ventanas, de parir sueños. Tengo la sensación, de que el universo me llama.

Regreso a ... ¿mi hogar?. A ese hogar que un día fue mío y hoy, no estoy segura si lo es, pero me llama... Una vez más, vuelvo a hacer maletas, a precintar cajas, a guardar recuerdos en la almohada. Una vez más, digo adiós a lo que más quiero, por eso, le digo adiós...

Es un adiós con firmeza. No es un adiós impuesto, no es un adiós nostálgico, no es un adiós con tintes de miel, ni tampoco envuelto en huracanes. Es un adiós que necesito. En el que creo. Que sólo busca liberación y calma. Cerrar una etapa en la cuál ya no soy necesaria ni necesito; renovar el aire que respiro... Es un adiós que viene de la mano de “Bienvenido, aquí estoy para siempre”. Los Kms no separan a las personas, somos las personas las que creamos las distancias. Por eso siento que no me alejo de la gente que quiero, simplemente, nuestros cuerpos no se fundirán en un abrazo siempre que queramos, pero sí cuando necesitemos. Nuestras miradas no se cruzarán cuando lo hagan nuestras palabras, pero sí llegará ese calor. Nuestras risas no compartirán el mismo aire, pero sí llegará el sonido de la alegría a nuestros oídos. Nuestros momentos no serán los mismos, pero los compartiremos...

Me he puesto a recordar lo difícil que fue adaptarme. Las diferencias que encontré, quizás fueron las que utilicé para separarme del resto, para no quedarme, para justificar la despedida, esa que deseé durante años y no llegó, y hoy por fin, llega... Pero de nada sirve lo pasado si no aprendes de él. Hace mucho tiempo que me integré, que sentí que era necesaria, que elegí quedarme, tal vez para no tener que despedirme, pero sólo tal vez...

Como os decía, es momento de cambio, ¿no respiráis su aroma? estad atentos...

El frío de los muros, tras siglos de silencio, me habló y conmovió. El viento arrastró la semilla y la depositó en mis oídos. El sol con su calor la fecundó y al caer la tarde, en su despedida, tenía vida, ya latía con todo su poder. Al abrigo de las montañas y a la luz de la luna empezó a crecer, y en la mejor compañía se expandió y fue bien recibida, comprendida y aceptada, aunque sabor agridulce dejó en los labios y emociones, guardadas a medias, en un cajón. A veces se necesita toda la vida para darse cuenta, otras, cerrar los ojos y escuchar al corazón. La vida es un ciclo sólo posible con la renovación. Nacer para morir, morir para nacer... y toda una vida para aprender...o quizás no...


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