martes, 30 de junio de 2009


Puede que en más de una ocasión tengamos miedo…. ¿a qué exactamente?, creo que es a sufrir…..porque sabemos que el Amor nos deja desarmados. Le tememos porque nos sentimos vulnerables, y sabemos por experiencia que El es más fuerte que nosotros.

Pero deberíamos recordar que también nos hace fuertes, si nos hacemos uno con su espíritu generoso. El nos otorga una Fuerza mágica, esa que pone “alas” en nuestra alma, y nos hace salvar obstáculos que parecían insalvables. El Amor consigue hacer de una pareja, las personas más optimistas y seguras. Aquellos que han encontrado un Amor correspondido, mutuamente se refuerzan y fortalecen, sintiéndose poco menos que inmortales.

Más cuando no estamos seguros de ser correspondidos o tememos no serlo, surge el temor y el dolor que nos vuelve inseguros, tímidos, tristes. Entonces la solución no es temer, sino dar paso a la luz donde hay confusión… y poner el acento no tanto en esperar ser amados, como en amar nosotros….

Hay tantas cosas para amar en la Vida. Nuestro Amor debe ser siempre una fuerza, que bien canalizada y utilizada sea dadora de Vida, portadora de optimismo y esperanza para nosotros y los demás. Ante Ella, amigos míos, no debemos tener temor. Hay que acostumbrarse a mantenernos abiertos a la Vida, a sus mensajes y lecciones, para Aprender y Crecer constantemente. ¡Adelante, corazones!


miércoles, 17 de junio de 2009

Te recuerdo


A veces te recuerdo, y te quiero olvidar,
pero es imposible olvidar,
sin dejar de recordar.

Y no te recuerdo como eres,

sino como estás en mi mente,

así como algo peremne.


Sembrado en mis fantasías,

clavado en mi poesía,

como el Cristo en la cruz,

en mi mundo sin luz.


A veces te recuerdo...

sombra de mis desiluciones,

y siento que quiero
volver,
sin conclusiones.
Te recuerdo,
y has de ser,
como el Dios que no ha nacido,
como que nunca te he visto,

y te quisiera conocer.


El recordar, te hace olvidar,

y el no olvidar,
aferrarte a más amar.

Y no termino la tertulia,
conmigo mismo,
todos los días,
sin que se enfríe ésta alma mía.

Te recuerdo como a mi ropa,
que debo usar
a diario,
o mi espejo que en su vestuario, presenta
tu figura rota.
Te busco en él y no te encuentro,
tanto te escondiste allí dentro,
y tanto me habla él de tí,

que temo un nefasto secuestro.

Te recuerdo, y no te dejaré de recordar,

te quiero, y no te quiero olvidar,

así quiero vivir mi vida,

y así quiere ella por tí luchar.

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